Reconocida por el carácter voluntarioso de su población – que se mueve por pasión y convicciones fuertes – la ciudad marca los cimientos de los descubrimientos portugueses. Oporto fue donde nació, en 1394, Enrique, El navegante (Infante Dom Henrique, O Navegador). Hijo del rey Juan I de Portugal, fue el gran responsable por el impulso de la expansión ultramarina, una campaña impar que cambiaría para siempre y de manera única la concepción del mundo.
En marzo de 1973, el entonces dueño, Afonso Pinto de Magalhães, inauguró el Hotel Dom Henrique Downtown. Uno de los únicos hoteles independientes de la ciudad, este hotel es una referencia de la arquitectura hotelera del siglo XX, marcando con singular distinción la silueta del casco antiguo de Oporto. Primera construcción en altura en hormigón armado, el edificio es una obra de los ilustres arquitectos Pádua Ramos y Carlos Loureiro. Se trata de un diseño ejemplar que pese a sus 18 pisos se diluye en el entorno urbano por sus alzados. Perteneciendo a la misma familia desde su inicio, este hotel, gracias a su gestión diferenciadora y autónoma, ofrece la garantía de una identidad fuerte, emocional y en constante mejoramiento. En este contexto, ha sido renovado a lo largo del tiempo, con el objetivo de ofrecer siempre un servicio de máxima calidad.
Una reciente intervención profunda ha dado énfasis a los criterios y valores de siempre: ofrecer confort y seguridad en espacios diseñados con elegancia; prestar un servicio ejemplar a través de la eficiencia y atención a cada cliente en particular.
En un hotel con historia, la continua sensación de estreno…