Oporto asumió la responsabilidad de inaugurar, en 1872, la circulación del “coche americano” en Portugal. Hoy en día, con tres líneas activas, el tranvía se ha convertido en una de las atracciones de la ciudad y su museo cuenta el pasado de los transportes urbanos sobre carriles.
Forman parte de su vasta colección tranvías, remolques, vehículos de mercancías de innegable valor patrimonial, tales como carros, vagonetas para pescado o dos carros-taller usados en mantenimiento ferroviario. Más que un espacio expositivo, este museo es un lugar de historia viva, proporcionando al público experiencias enriquecedoras.
